martes, 22 de mayo de 2012



El Gargantúa.

Desde luego, si de pequeño tus padres te llevan a este tobogán, las cosas cambian. Siempre pensé que el gargantúa era cosa conocida internacionalmente, algo que pertenecía al acerbo cultural de todos los pueblos. Y no. al parecer, es algo del norte, y tengo constancia que se ha visto en Logroño, en Vitoria, en Bilbao. Tú llegas, con tu traje de domingo, a las fiestas de tu pueblo. Y allí te encuentras con un monstruo gigantesco, que engulle a los niños. Todos felices, en fila, y tú muerto de miedo. Cuando los traga, la boca se cierra y se le mueven los ojos, como extasiado por el placer de comer niños. En ese momento tú bajas por el oscuro tobogán, y sales literalmente por el culo. El miedo era incontrolable, pero se transformaba en placer supremo al superarlo. Hay algo de iniciático en todo esto, qué duda cabe. El niño engullido por el monstruo sale de su interior transformado en héroe. Seguro que Jung tiene algo publicado sobre el gargantúa. La boina gigante, la mesa con mantelito de cuadros, rojos y blancos. Bilbao.

7 comentarios:

  1. nunca superé el temor a que cerrara la boca justo cuando estaba entrando y me partiera en dos con sus poderosas fauces

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  2. Qué tiempos, aventurero. Te echo de menos muchísimo.

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  3. es que no vienes nada a ver al gargantua
    i miss you to

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  4. A Cataluña ese señor no ha venido, o yo no lo he visto nunca. Somos más de hacer cagar a un tronco...

    Saludos.

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  5. Yo soy de Burgos, de nacimiento y de familia, pero tengo una tía de Eibar. Debe ser por eso que el tal Gargantúa me suena mucho muchísimo jejejeje

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  6. Por Palencia tambien se dejaba ver en ferias junto a los gigantes y cabezudos. Que bueno tenerlo de vuelta en un blog, señora.

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  7. Éste, en particular, se parece al presidente de Venezuela: Hugo Chávez. ¿Existen tantos Gargantúas como primeros mandatarios acaso? ¿Habrá en Venezuela un Mariano Rajoy engullendo venezolanitos y cagando verdaderos revolucionarios cada domingo?
    Como siempre, señora, un verdadero placer.

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